En los años a principios de los 70 vivía en Barcelona en un piso de estudiantes-intelectuales, en este tiempo era normal ser critico de todo:
del sistema, de la política, de la Iglesia, de la familia, etc
Tener un espíritu critico era como ser negativo hoy en día, hoy no es tolerable
porqué seguramente se piensa que sólo conduce a la pasividad y al cinismo y
quizás sea verdad, pero personalmente no puedo descartar mi negatividad y reclamo el derecho a expresarla libremente, como un derecho más a la libre expresión.
Bueno eso es suficiente por ahora
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