Uno solo puede sentir tristeza con lo ocurrido en el Sudeste Asiático (Tsunami, 26 Diciembre 2004), y más si uno ha tenido la suerte de disfrutar de las numerosas playas de éstos países.
Uno siente impotencia ante lo ocurrido pero yo me siento indignado cuando en los USA sabían lo que iba a ocurrir dos horas antes de las catástrofes y había tiempo para llamar a las principales estaciones de Televisión de estos países y no hicieron nada por la burocracia anglosajona que no puede quebrantar las reglas establecidas por su propio sistema, en fin como los turistas de EE.UU. ya no se atreven a viajar fuera de sus fronteras no hacia falta dar un aviso de antelación, al fin y al cabo todas las victimas han sido locales y la otra parte de europeos y claro todos esos no cuentan ya que no simpatizan con el rey Bush.
Si hubiese sido un destino de norteamericanos, otra cosa hubiera sido.
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